La crisis del COVID-19 ha creado nuevos desafíos para el transporte público. ¿Qué traerá consigo el proceso de reapertura y la era post-COVID-19?
En un webinar reciente, conversamos sobre formas para planificar para diferentes escenarios de cantidad de pasajeros, abordar la incertidumbre con programaciones flexibles, pero robustas, u manejar potenciales la escasez de recursos. Siga leyendo para conocer los puntos clave que cubrimos:
¿Cómo se verá la nueva normalidad?
A medida que las áreas gradualmente vuelvan a abrir después del confinamiento, permanecerán muchas incertidumbres, pero algunos elementos clave ahora están claros. Una de ellas es que muchas más personas van a trabajar desde casa. Esperaríamos que esto signifique que menos personas usarán el transporte público y que haya menos tráfico en las calles, lo que resultaría en una menor cantidad de pasajeros y un menor tiempo del traslado, lo que finalmente implica la reducción de los niveles de los servicios requeridos y del tamaño de la flota.
Pero el panorama no es tan simple. Hay varios factores que confluyen en esto.
Los requerimientos de distanciamiento físico podrían restringir la cantidad de pasajeros, por lo que los niveles de servicio y el tamaño de la flota que se requerirían aumentaría, a pesar de transportar menos pasajeros. Eso sí, esto se podrían mitigar si los pasajeros deciden evitar las aglomeraciones y no viajar en el horario punta. El miedo a las aglomeraciones también podría llevar a que los pasajeros usen sus vehículos personales, lo que reduciría el servicio requerido, pero aumentaría los tiempos de traslado. Estos efectos, que entran en conflicto, hacen que sea aún más difícil planificar cuántos buses van a necesitar tener en la calle..
Superar los nuevos desafíos de la programación
El proceso de reapertura estará en un flujo consistente, a medida que las autoridades monitorean y reevalúan la situación. Se implementarán diferentes fases con muy poco tiempo de espera, o nada de él. Para lidiar con esto, las programaciones del transporte público tendrán que ser flexibles y robustas:
Flexible quiere decir poder modular los niveles de servicio rápidamente, a la vez que se reasignan algunos recursos, evaluando constantemente la demanda para cada parte de la red y movilizando recursos si se encuentran problemas.
- Haber preparado múltiples escenarios por adelantado, y poder intercambiarlos rápidamente, será clave para equilibrar la oferta y la demanda del servicio.
Robusto significa poder mantener un servicio mínimo y estable, que mitigue las incertidumbres, como el tiempo de traslado, la cantidad de pasajeros y la disponibilidad de vehículos y de conductores en cualquier día.
- Limitar los intercambios le permitirá evitar que los problemas se esparzan a diferentes partes de la red y hace que sea más fácil ajustar los niveles de servicio y los recursos entre las líneas. Esto podría parecerle paradójico. Usualmente recomendamos los intercambios para un uso efectivo de los recursos pero, excepcionalmente, los tiempos nos llaman a tomar medidas excepcionales.
- El enfoque de un conductor, un bus lo mantiene simple, pero cuando no es posible, usar muchas paradas le permitirá estabilizar los horarios y amortiguar su mitigación.
Un enfoque posible para lograr tener programaciones flexibles y robustos es determinar los niveles "base" mínimos que se deben mantener. Estos se pueden definir como escenarios alternativos que se cambiarán fácilmente durante el proceso de reapertura, o si es que cualquier proyección relacionada con la cantidad de pasajeros, tiempos de traslado o recursos resulten ser imprecisos. El objetivo es entregar una base estable para que los trabajadores regulares postulen a sus horarios de trabajo.
Una forma de determinar estos niveles base es dar una mirada a la cantidad histórica de pasajeros por ruta y por dirección, e identificar capacidades de asientos alternativas para los buses, para obtener una indicación de cuáles viajes se "sobrecargarían" debido a los requerimientos de distancia física. Cualquier varianza en la demanda que exceda los niveles base se deben cubrir agregando recursos, ya sean viajes, vehículos u operadores, a último minuto, por ej., llamar a trabajadores adicionales para que estén a bordo. Usar las herramientas de software apropiadas es clave para considerar todas estas variables y crear programaciones realistas que sean flexibles y robustas.
Desafíos para las operaciones diarias
Los nuevos desafíos y efectos para las operaciones diarias incluirán lo siguiente:
- Priorizar el servicio para garantizar que se mantenga el servicio esencial.
- Manejar múltiples escenarios para cambios en el servicio que surjan de la implementación de los niveles básicos de servicio descritos anteriormente.
- Cumplir con las varianzas en la demanda que excedan los niveles base al despachar el trabajo a un mayor número de trabajadores adicionales a bordo.
- Implementar la distancia física para los trabajadores
- Responder a las restricciones del presupuesto y la escasez de mano de obra
Los equipos de GIRO pueden asesorar a los clientes de HASTUS sobre la mejor forma de usar las herramientas de HASTUS para superar los desafíos de operar el transporte público en la era post-COVID-19.
Puede ver una grabación de nuestro webinar sobre la planificación de su ruta para la nueva normalidad en la sección para clientes.